viernes, 14 de mayo de 2010

IMELDA (8)




SEGUNDA PARTE

VERANO



Me baje del bus cansado de estar tan cansado y conté con una sola cosa: El sol. El día era bonito, pero yo solo quería llegar a un hotel, porque el peso de mis ojos me tenía ahíto. Otra vez presencie las calles derrotadas por el paso de los transeúntes y las llagas firmes del asfalto quebrado y no se por que me recordó mi alma. Me dijeron que en este sitio encontraría a Imelda, y en el medio de este lío en el que me he metido, estoy en la indecisión de quedarme en el fondo de mi guarida, que es la cobardía, o encararme sin freno y buscar a mi dama. Damita, dice un amigo cuando se despide de una chica.

Un hotel que se despedaza a cada segundo, fue mi morada en este otro lugar y no se por que Imelda aquí vino a parar. La quiero ver y por que no, que me quiera de nuevo. En la calle cene unos huevos y los adorne con un pedazo de tocino que corte con un cuchillo mientras la luz de esos bombillos me alumbraron el camino hasta la dirección donde alguien me dijo que encontraría a mi amor, pero me dijo que no, que no dijera quien me lo habia dicho, que ese anonimato era su petición y yo le agradecí de todo corazón. Me contó tambien otras cosas salidas de su boca, que al principio me parecieron locas pero que escuche atento, pues me estaba informando mientras yo lo estaba mirando que habia sido de mi Imelda después que me dejo dormido y me abandono.

El personaje contó que después de su partida, estuvo viajando a otros lugares con un pagare de su madre, que desenfundo el dinero para que ella tuviera vacaciones. Y no es que fuera apatrida. Es que le gusta volar en avión. No le gusta el calefón. Pero eso esta bien. Me dijo que habia conocido en otro país a un chef de mediana edad que preparaba ceviches y cócteles de verdad y que el tipo tan enganchado quedo, que se vino a vivir hasta por acá solo por estar con ella. Yo se bien que no se que quiere ella. Lo tengo claro. Ella no. Nunca sabe por que esta con un hombre. Pobre del guevon, porque yo, vengo por la segunda mitad, y cambie la delantera, a ver si así anoto al menos un gol. El del empate. O con un bate, me saco un home run y me gano un chocolate. El de ella. Pero mucho me late, que la cosa se me viene a contramano. Y no traje mi traje café. Traje mi traje humano.

Yo no quiero que esto dure toda la eternidad. Pero se me esta viniendo encima la verdad, junto con la edad, y yo debo confesar, que al llegar hasta el lugar, me quede armado mirando la puerta de esa casa de luces apagadas. Mi filosofía me indica que es mejor correr, ya se muy bien perder, pero yo no me puedo ver mas así, entonces avanzo presuroso hasta la puerta carmesí y me quedo mirando la cerradura con un gancho de cartón que indica: No molestar. Sentí inmediato un malestar pues eso es lo que se pone en los hoteles cuando la pareja se aleja para entregarse y amar. Que frialdad tiene esta mujer. Que ganas de volar la puerta y mirar. Se me salio una lagrima, bien dura, por la pena. La vergüenza me fue ajena y con toda vigorosidad toque la puerta. Una vez. Otra vez. Nada paso. Nadie abrió y desde lejos me quede mirando las cortinas inmóviles para convencerme que ella no estaba. Me devolví por otra calzada y me fume hasta los dedos por la tristeza. Imelda no estaba. Tenia que esperar. Mañana otro día de verano, otra puesta de sol que no se por que ya no lo veo tan lejos…Y mañana se acaba el año!!!

Imelda estaba encantada con la nueva adquisición. Abandono el instituto de actuación y se paso a una universidad formal, donde le darían más que estudiar y la convertirían en una profesional. Ya no estudiaba actuación, el diseño se convirtió en la nueva vocación. Ella me dijo una vez que siempre seria igual, pero no, todo se puede poner más formal, y a ella le paso. Yo soy el que no puede cambiar. Ella tiene una nueva vida, y yo, mejor que mi boca ni lo diga…

No tenía sentido estar en aquel paraje, así que rabioso tome de nuevo mi equipaje y busque un bus para irme de vuelta a mi ciudad. Iba de nuevo vacio, fue una mala idea, que ella haga lo que quiera, yo mismo me decía, mientras veía de perfil el Terminal de transporte que no hay quien lo soporte en esta festividad de un año que viene y otro que se va. Estaba a punto de abordar la carretera, pero descubrí que me olvide en aquel hotel la cartera, y me devolví por ella. Cuando entre en la habitación, le di propina al botón y me acosté a dormir…y me quede dormido.


CONTINUARA...

10 comentarios:

  1. Es agradable reconocer la influencia que uno deja en los demás lectores.

    Gracias por el pedacito del comienzo, le diré a la Damita que saque de su tiempo para que lea esta nota.

    Y ese final, se me hizo conocido...

    Un abrazo, amigo Colega.

    P.D.: Lo del tinto no esta nada mal, soy adicto a él jo jo jo.

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  2. querías in comentario?
    aquí lo tienes.

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  3. jajaja, era broma animalillo xD
    me gustó el texto, voy a pasarme más a menudo.
    Un beso.

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  4. Me desarmé en su solapa Starosta.

    Entonces caigo templada y sobrevuelo sus límites.

    Ni el género hace límite

    ni mis limados

    Caigo con el peso del resto que deja el alicate

    Es el momento donde no araño y me entrego

    de llena nomás
    al agujero
    que -como sopló Andrés-

    se esconde en sus pantalones


    mientras la caspa vuela
    y entonces
    sabe lindo estar acá.

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  5. ni mis limados...

    ¿dientes?

    Éso!

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  6. Buenos días.

    Gracias por pasarte por mi blog, también por tenerme en cuenta... ¿Cuántos millones de blog no existen?

    Me pasé por el tuyo...me encantó lo del traje humano =), sin embargo aconsejo que busques tu traje café para ocasiones próximas. Nunca está de más... ;)

    Me pasaré seguido. Es encantador y acogedor tu espacio.

    Susie

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Hola, no sé que hora es ahí, pero aquí es la madrugada, no es que esté loca, es que me toca turno de noche,jeje. Bueno aunque todavía me queda un poco por leer del otro libro,no he podido sucumbir a la tentación de leer "Imelda" y no me equivoqué, es desgarrador y con ese toque bohemio que le da brillo a cualquier historia, seguiré leyendo. Hasta pronto, un beso.

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  9. Yo? Mala?? Noooo.... :P

    Yo hago ese camino varias veces al día... para una vez que lo hizo ella, había que inmortalizarlo! jajajajjaja

    Un beso :)

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