viernes, 19 de febrero de 2010

EL JARDIN (23)



CANDILEJA

Candileja. Dulce almíbar de la naturaleza que se desliza lumínica y vibratoria, sobre nosotros, esta despejada noche de campo y estrellas. Candileja persistente al frio y a las marionetas que dibujan las manos de mi abuela, en un intento tranquilo por espantarla. Candileja que lleva al unísono todos los ojos, que se reunieron en la mesa pobre de madera, para compartir una deliciosa cena de febrero. Candileja preciosa, que juguetea con mi cabello, enredado porque todo el día use el sombrero de mi padre, que me quedaba grande. Candileja conductora de sorpresas, pues quedamos boquiabiertos al ver que detrás de esta, venían sus compañeras, en graciosa coreografía de luz extasiante. Candileja que se poso sobre la piel de mi abuelo, quien la cobijo sabiamente, bajo el abrigo inexpugnable de su ruana. Candileja que se aleja y nos deja un gran momento, en medio de la oscuridad del paisaje, antes de irnos a dormir. Candileja que enseñaste la ruta a seguir por donde encontrarse libre, seguros y unidos, a pesar de la tempestad. La de siempre, la del día a día: la vida misma. La que aprendí en casa, por suerte y bendición. Amen.