viernes, 9 de octubre de 2015

NE ME QUITTÉ PÁS (6 Y ULTIMA!!!)



HOLA A TODOS:

Hasta aqui publico este libro, si quieren leerlo completo pueden encontrarlo aqui: http://es.slideshare.net/STAROSTA1000/ne-me-quitt-ps-rafael-bejarano, o como siempre, dando click en la caratula que aparece a la derecha de este blog.

Gracias.

CHAU

STAROSTA
(UN PRODUCTO DE TU IMAGINACIÓN)

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La sangre cubría su ropa. El amanecer indiferente después de una noche de mucha lluvia ya se dejaba ver detrás de los cerros. Ese amanecer naranja que los borrachos odian. Ella estaba allí, tirada en medio de una enorme estepa. Sentía el mareo y la inconsciencia y se quedo boca arriba mirando el cielo. Un pájaro cruzó el horizonte solitario y mudo. La saliva hacia tracción rasposa por la garganta. Intentó mover su brazo izquierdo pero un tremendo dolor le hizo olvidar esa idea. Con mucho trabajo logró apoyarse sobre su lado derecho y sentarse. Al hacerlo sintió como de su nariz y su boca salía chorros de sangre. Empezó a toser y al hacerlo sintió que su tórax iba a estallar. El dolor era insoportable y solo pudo gritar y volvió a quedar tendida en el pasto. Recordó el día que perdió la virginidad. Nunca pudo olvidar el hilillo de sangre corriendo entre sus piernas mientras aquel chico eyaculaba un minuto después de haber empezado. Esa extraña sensación de vergüenza ajena que es tan incomoda porque se siente casi como propia. Esa vez llego a su casa aterrada de haber visto como sangro ¡Y ahora esta cubierta de pies a cabeza! Se dio cuenta que muchas veces magnificó cosas en su vida que no eran para tanto. Especialmente en el amor. Como aquella vez que a pesar de las advertencias de su padre salió corriendo detrás de aquel tipo, a otra ciudad, solo porque quería estar con él. No le importo su familia, sus sueños, sus estudios, no le importo nada. Ella salió corriendo de allí porque sentía que ese amor era demasiado grande y para siempre. Recordó ese viaje en bus camino a su nuevo hogar, los besos hambrientos y la carretera sinuosa, y en ese momento cayo en cuenta que era la misma carretera que estaba recorriendo hacia unas horas. Intentó concentrarse pero no recordó muy bien que demonios hacia en esa ruta, ni por que iba hacia allí. Su cabeza cada vez le dolía más. Eso y el olor de los nardos que cada vez se hacia más penetrante. 

Charlotte pensaba en lo curioso que era el sonido del viento cuando todo estaba en silencio. Esa brisa viajaba por el aire y  se depositaba en sus oídos y generaba una serie de ruidos que iban y venían. Ella entrecerró los ojos e intentó concentrarse y entonces percibió que detrás de esas capas de sonido hay otra cosa. ¡Si! Era música. Un ritmo muy tenue que a medida que ella se iba percatando se iba haciendo más fuerte. Pero era un sonido indescriptible. Una música que nunca había escuchado en su vida. Y entonces, a pesar de su estado, se sorprendió al ver que todo su cuerpo se aunaba a esa música y contribuía a generarle ritmo y acompañamiento. Su corazón era como una percusión lenta que le daba el compas a esa melodía tan particular. Sentía el bombeo de sangre en su cabeza que coordinaba, en sincronización perfecta con el sonido. Todo, todo estaba unido a través de la materia sonora que la envolvía, ella, el cielo, el paisaje, sus recuerdos, y hasta el dolor de su cuerpo. Tal y como alguna vez le había dicho Lucas. ¡El! En ese momento cayo en cuenta por que iba de retorno al pueblo. Una discreta lagrima rodo por su mejilla. Charlotte cerró los ojos y vio a su mama. Nunca se la llevaron muy bien del todo. Eran como dos chicas que debían ser amigas porque si. Porque es el derecho de las cosas, pero en realidad siempre hubo algo entre ellas que la alejaba, o la ponía un poco indiferente y eso la hacia sentir culpable. Incluso alguna vez llego a ver en los ojos de su madre un destello de envidia hacia ella. Sentía en lo mas profundo de su ser que su madre siempre quiso vivir la vida que ella tenia, la belleza que ella irradiaba, la libertad que ella profesaba, pero que nunca pudo tener por estarla criando a ella y a sus hermanos. Alguna vez Charlotte insinuó su idea a su madre durante alguna acalorada discusión por una llegada tarde al hogar, cuando aun vivan juntas. La madre le propino una fuerte bofetada y las dos se quedaron mirándose fijamente, como dos contrincantes furiosos dispuestos a pelear. En ese momento Charlotte pensó que su padre la quería más a ella que a la mama y una tenue sonrisa de satisfacción asomo su rostro rojizo. Su madre también lo percibió y muy probablemente pensó en lo mismo y entonces, en el más completo silencio empezó a golpearla en el suelo de la sala. Fue algo tan privado entre ellas que nadie en la casa se despertó. No se escucho una sola queja, ni un solo gemido. Al final, cansada y agobiada, la madre se levanto del suelo y volvió a su habitación. Charlotte también hizo lo mismo. El incidente fue algo de lo que las dos jamás volvieron a mencionar, pero siempre estuvo allí entre ellas, acechándolas como una sombra mezquina y ruin que todo lo destruye. Esa noche había sido como una declaración de principios para las dos y a pesar de la golpiza, Charlotte sintió que salió triunfante, que era superior a su madre en todo sentido, y aunque nunca supo bien por que, eso siempre la hizo sentir muy bien. Incluso en ese momento, allí, tirada en mitad de la nada, volvió a sentir esa rara satisfacción que la recobro levemente del dolor de su cuerpo. Ella siempre creyó que había algo malo en ella, una parte terrible que nunca supo como controlar. Era como una bestia que por momentos la poseía y la arrebataba a situaciones complicadas a veces, deliciosas en otras, y peligrosas en muchas mas, como la que estaba viviendo en ese instante. 

Charlotte tenía una hermana mayor, de nombre Brenda, quien también vivía en el extranjero. Era una de esas personas que se hicieron solas a pulso y por tal razón tenia esa manía de ver a los demás como objetos un tanto insignificantes e inferiores. Era la hermana que le enviaba mensualmente dinero a Charlotte. Entre las dos siempre hubo una relación fría e indiferente. Brenda siempre se dio por enterada del amor incondicional de su padre hacia su hermana y tampoco le intereso mucho. Ella quería hacer su vida independiente, triunfar laboral y económicamente. ¡Y vaya si lo hizo! Aunque, eso si, ayudada por el matrimonio con un gringo empresario que la llevo al otro lado del charco a enseñarle como es un mundo primermundista. La muerte de su padre la tomo con sorpresa pero sin mucha pena, por purísima caridad decidió llevarse a la mama a vivir con ella. Incluso en esa ocasión ofreció a Charlotte la posibilidad de viaje que ella rehusó de plano. No tanto por viajar, pues siempre fue un deporte que le encanto, sino por tener que vivir bajo el mando de su hermana mayor. Por supuesto no rechazo la ayuda monetaria. Siempre excelente al simular, convenció a todos de sus ansias de ser diseñadora y su entrega al estudio por encima de otras cosas. En el fondo ella sabia que eso no iba a pasar. Quedarse sola y financiada en una ciudad como esta era una tentación ineludible. Ella siempre se entrego a sus deseos sin contemplaciones. Charlotte siempre fue así. Charlotte en el cielo con diamantes. Charlotte agonizando en el medio de aquel valle.

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NO SOY LO QUE PAREZCO. Y USTED TAMPOCO...