viernes, 18 de febrero de 2011

LOS CORAZONES OCULTOS (5)







CAPITULO 5



- Hoy es viernes 6 de Octubre. Llueve y llueve en Bogota. Si van a salir, abríguense bien. Continuamos con nuestra historia:

“Augusto salió corriendo de su casa. “'Puta... se me está haciendo tarde...'' Pensó acelerado. Se bajó del primero de los buses que tenia que tomar para llegar a la papelería. Camino hasta la estación de Niza Calle 127, ya el estrés que creyó dejarlo en los sueños de su cama, empezó nuevamente a despertar. Se activo como un switch en el momento en que vio la estación infestada de gente esperando poder irse de una buena vez a sus lugares de trabajo o estudio. Se ubicó detrás de más de 15 personas que estaban esperando su turno para treparse todos al bus rojo como monos. Aquel articulado, calificado por muchos gobiernos de otros países como la invención del transporte urbano, es para los bogotanos la forma más abusiva de como el alcalde robaba en la cara de todos la sudada plata que se ganaban. Simplemente porque en las horas pico, este invento es totalmente insuficiente. Absolutamente todos los buses que paran, están completamente llenos, no hay forma de subirse, simplemente los que están en las estaciones pueden ocupar el espacio que deja uno o dos pasajeros que desembarcan. Augusto deseaba que todos estos próceres utilizaran ese transporte muy a las 7:30 am. Haber si todavía les parecía la mejor solución al problema de la movilidad en sus ciudades. Esta invención del transporte urbano saca de los bogotanos la violencia indígena que todos llevan dentro. Cada vez que para un rojo, todos empiezan a mirarse como enemigos, se pegan más y más los unos a los otros, simplemente para tomar ventaja y poder meterse como sea al bus. Augusto también tenía ya sus tácticas para ingresar, después de casi un año de usarlo, los 5 días de la semana a la misma hora, ya era todo un maestro. El problema aquel día era el tiempo. Últimamente andaba de capa caída con su supervisor por estar cubriendo a Liliana en los turnos, por quedarse dormido en su trabajo victima de tanto estudiar y trasnochar, y por estar pensando en Liliana. En su amor imposible. Sabía que las llegadas tarde, se sumarian al coctel molotov que amenazaba con expulsarlo de una sola explosión de su trabajo. Después de esperar más de 20 minutos, por fin logro treparse al articulado. Iba totalmente comprimido, como una ficha de tetris, sin poder sujetarse de nada ni de nadie, con el cabello de una señora en su cara, sintiendo el culo de un hombre en su cintura, con una tonta niña a su lado izquierdo, mascando chicle y mirando mal a todos por haberse metido a las malas al bus, con un tonto escuchando tras de él a todo volumen su impedida música de Emo. Con las frenadas inesperadas del bus. Etcétera, etcétera. Finalmente el bus llega a su destino. Augusto tardo en salir, ya que en esa estación de destino hay mucha gente esperando entrar. Después de abrirse paso utilizando sus hombros y murmurando mil obscenidades ha vuelto totalmente el estrés. Vuelve a preguntarse contrariado, lo mismo de siempre: ¿Por qué diablos todos los días me trepo a esta lata roja, pago más y salgo totalmente indispuesto? Mientras espera que cambie el semáforo para pasar y caminar a su trabajo, se hace la promesa de madrugar más el próximo lunes para irse en un bus no articulado y no en esa lata. Promesa que por supuesto, nunca puede cumplir. Finalmente llega a la papelería, cuarenta minutos tarde, estresado y para colmo, Liliana hablando detrás del mostrador con el noviecito que se consiguió. Entró sin saludar y fue directo a cambiarse. Al salir de los vestidores, el jefe de personal lo llama y lo interna en su oficina. Le regaña hasta de lo que no tiene la culpa y le hace firmar el segundo memorando, más el compromiso. Una llegada tarde mas, una queja más sobre su trabajo, y eso será todo. Será despedido como un perro de la papelería. Al salir de la oficina del jefe de personal, Liliana lo llamo entre susurros para que le cubriera el puesto diez minutos mientras iba a comprar una tarjeta para recargar su teléfono celular, pues debía llamar a Sebastián al mediodía. Augusto sintió en ese instante que había llegado al límite. Algo estalló en su mente. Su mirada se encegueció, y le grito, delante de todos:

- ¡Vaya coma mierda! ¡No me joda más la perra vida! Y se fue llorando para la bodega, dejando a todo el mundo con la boca abierta, en especial a Liliana.


Juan Manuel estaba en aquella ciudad de Estados Unidos solo. Caminaba por las avenidas repletas de luces. Llenas de gente. Inundadas de ruido. Caminaba y se atrincheraba lo más que podía en su abrigo oscuro. Pensaba en muchas cosas. Pensaba en su familia. Pensaba en su trabajo. Pensaba en Maribel. El sentía cosas por ella. Pero no estaba seguro de que decisión tomar al respecto de esa relación. Ella era mucho mas joven. Mas libre. Más peligrosa. Esas cosas en parte lo atraían y en parte lo espantaban… “Todos necesitamos amor” Pero el no pensaba eso por el mismo, pues ya lo tenia en su casa y de sobra. Lo hacia por Maribel. Todo empezó como un juego tonto. Él se dejó llevar por las hormonas y terminó cayendo seducido por su aroma, por su cabello, por su cuerpo ardiente. Pero después descubrió a la mujer que había detrás de todo eso y empezó a sentirse como un tonto enamorado. Creyó que era amor, pero los ojos de su esposa lo hacían replantearse todas esas cosas. Se empezó a sentir mal por él, por su esposa y por Maribel. La veía tan sola. Detrás de esa imagen que intentaba proyectarle de una chica descomplicada, él adivinaba una niña temerosa y con una necesidad de dependencia enorme. Él veía detrás de sus ojos claros, otros ojos más lumínicos. Era casi como si pudiera verle el alma a su amante. Y ahora estaba en la encrucijada de los perdedores. Porque sabía bien que cualquier decisión que tomara, le traería perdidas. Lastimaría a alguien. Se lastimaría él mismo. Tomó un taxi y se dirigió al hotel donde se estaba hospedando. Entró de inmediato a la ducha. Dejó que el agua caliente corriera por su cuerpo. Se sintió cansado. Se sintió una mierda. Luego se sentó en un sillón enorme y sirvió una copa de vino, encendió un cigarrillo y coloco una emisora de jazz. Dejó que las notas del piano llenaran la habitación, a la par del humo que iba aspirando, lenta, pero decididamente. La luna asomo enorme y él se quedo observando esa luna nueva que parecía alumbrar como si estuviese zumbando. Él sabía que no podía continuar así. Él no era un hombre de muchas mujeres. No estaba curtido en el romance extra-matrimonial. Él no era de esos, pero se comportaba como uno. Se quedo observando la copa de vino, casi vacía y sintió rabia. Quería tirarla contra la chimenea y que esta se hiciera añicos, pero esa no era la solución a sus problemas. Con eso no iba a enmendar nada. Él era un hombre y tenía que hacer lo correcto. No había de otra. Juan Manuel sabía que tenía que hacer, lo que tenía que hacer. Salió al balcón y percibió que el ruido prácticamente había desaparecido. La calma de la medianoche inundo todos los lugares de aquella ciudad extraña, pero por ese instante, la sintió como si fuese propia. Pudo escuchar el viento que corría levemente por sus orejas. Una brisa delicada caía sobre sus manos y su piel. Pensó en que tal vez estuviese lloviendo en su país y se sintió conectado con todo. Sintió amor por toda la gente que había pasado en su vida. Por su familia y por Maribel. Pero entonces apartó su imagen de sus pensamientos y encendió otro cigarrillo. Mañana volaría de vuelta a su país. Las gotas se empezaron a hacer más gruesas. Fumó con rapidez y se entró de nuevo a la habitación, cerrando la puerta del balcón tras de si.


Maribel estada sentada sola en la mesa de su casa. Estaba lloviendo torrencialmente. Pero a ella nada le importa. Su mirada está perdida. Está mirando a la nada en realidad. Solo podía pensar: “¡Me doy por vencida! Todavía tengo mucha esperanza y ganas de salir adelante. No mimaré al pasado. Lo hecho, hecho está y allá debe quedarse todo. Incluyéndolo a él. Se que no será fácil ni rápido, pero tengo que mirar hacia adelante. Sin arrepentimientos, sin lágrimas, la vida sigue y no hay nada más que aprendizaje atrás. La frase que mas encaja en este momento en mi vida es: Para bien o para mal se terminó. He tomado la decisión. Daré autónomamente un giro crucial a mi vida. Desde ahora apostaré nuevamente a ser feliz. Al fin y al cabo la vida es corta para matarla así de feo por un amor sin futuro. Quiero gritarle al mundo que estoy acá, con días hermosos por venir y con todas las ganas de ser feliz. He decidido seguir eso que llaman instinto. Y él….él fue el que decidió por mí... y yo he decidido escuchar mi alma… Es ella la que habla por mí ahora. No puedo seguir así. No puedo. Juan Manuel me esta volviendo mierda y si no paro ahora, voy a terminar muy mal. Siento que lo amo, pero no hay caso. No hay caso…” Algunas lágrimas se colaban intrusas en sus ojos mientras pensaba estas cosas. Afuera el mudo seguía moviéndose. Las calles vacías por el invierno. Los autos salpicando todo a su paso. Maribel deseaba que esa misma lluvia que mojaba la ciudad también lavara y curara su pena de amor. Recordó el día que entró a trabajar como recepcionista al periódico. La primera persona que vio pasar frente a ella fue justamente a Juan Manuel. Ella se quedó mirándolo impactada. Amor, pasión a primera vista. El tampoco pudo quitarle los ojos encima y una sonrisa cómplice abrió el camino de lo que vendría después para ambos. Nunca se imagino ella que todo terminaría así. Nunca supuso que sentiría dolor por algo que solo parecía una aventura y ya. Ella, acostumbrada a que los hombres la persigan y le rueguen, estaba ahora del otro lado. Pero así son las reglas del destino y del amor. Recordó la primera cita con Juan Manuel. Ella, nerviosa y turbada. Él, torpe y charlatán. Pero le encantaba su presencia y su compañía. Ese día fueron a comer, a bailar y a la una de la mañana, la llevo a un pequeño bar a tomar algunas copas de vino. Ella sabía bien que él era un hombre casado, pero no le importó nada y terminó dando más de si de lo que debía. Compartiendo vidas que no se viven juntas. Cazando miradas escondidas en el trabajo, llamadas secretas entre los dos. Y no le importaba nada. Pero siempre se sentía mal. Ella quería ser la mujer de Juan Manuel. No quería estar en un segundo lugar. Pero sabía también tremendamente que eso era prácticamente imposible que pasara, por más que tratara de acallar la voz de su conciencia que le decía: Eso esta mal. Y ahora, era victima de esa maldición de volver a amar lo que se quiere perder para siempre. Odiar, amar, sufrir. El eterno circulo vicioso del mal amar. El amor es el estado humano mas parecido a la droga: Te dopa, dejas de ver la realidad para construir la tuya, así muy dentro de ti sepas que no va a ningún lado. Y Maribel lo descubrió. Allí estaba él, rondando sus pensamientos. Allí estaba, convertido en un número telefónico, en una llamada, en una foto, en un anhelo, en un sueño. El amor es doloroso, porque cuando el enamoramiento se va para darle paso a la realidad de la situación, los verdaderos rostros se dejan ver, la verdad empieza a asomar implacable y los problemas se transforman en olas que amenazan con tumbar el amor del alma, de la cabeza, de la cama y ahogarlo todo. Ahora Maribel estaba allí, como un cuadro triste enmarcado en depresión. No quería salir de casa. No quería hacer nada. Quería hacer su duelo amoroso sola, como un preso en alcatraz que trata de calmarse en su encierro que no termina. Y todo porque no se despidió de ella antes de salir de viaje. Pero ella sabia que había más detrás de eso. Ni una llamada. Ni un gesto amoroso. Era como una montaña rusa de emociones: Un día todo era espectacular. Luego venían varios días de total hermetismo e indiferencia. Y así había sido su idilio todo ese tiempo. Eso no era amor real. Eso era un amor falso. Era hora de abrir los ojos. Todo se derrumbaba a su alrededor, y ella lo veía claramente. El mundo dejo de ser blanco y negro para ella. Ahora todo tenía un matiz gris, que hacia que todas las demás cosas perdieran color.

La semana de viaje de Juan Manuel finalmente paso. Ese día María del Carmen se había levantado con una hermosa sonrisa en su rostro. Su amado llegada de viaje después de una larga semana fuera del país.

- Buenos días señorita María del Carmen, ¡Hoy está más radiante que nunca! – Dijo su asistente entregándole su tinto bien cargado esa mañana en la floristería.

- ¡Buenos días! ¡Si Gracielita, hoy me siento súper feliz! por fin llega mi marido de viaje.

Ese día María del Carmen tuvo tres eventos, dos fiestas familiares y un almuerzo de negocios que decorar. No paraba de ver el reloj. Tenía el tiempo contado; debía confirmar al restaurante el domicilio de langostinos al ajillo, ir a la cita en el salón de belleza, recoger a los chicos del colegio y el vestido a la tintorería. Esa noche empezaría la re-conquista de su amado Juan Manuel.

Las horas pasaron y la noche finalmente se dejo ver. La mesa estaba lista, velas sin prender, dos copas para vino, dos platos y cubiertos. Ella estaba realmente hermosa, vestido negro corto, medias veladas, tacones altos, cabello liso, maquillaje suave y el perfume que a él le gustaba cuando eran novios por todo su cuerpo.

- Hola. Ya llegue, voy para el apartamento. – Dijo Juan Manuel por el teléfono celular.
- ¡Hola mi vida! Acá te espero…

Después de media hora, la puerta sonó, Los chicos corrieron a abrir y María del Carmen se retocó el labial.

- Hola - dijo él mientras la abrazaba y le daba un beso.
- ¿Quieres comer?
- No todavía, aunque llegue súper molido, debo trabajar un rato.
- Ah…Ok…

Juan Manuel se quitó su chaqueta, desajustó un poco su corbata, sacó su Laptop y se sentó en el sofá de la habitación matrimonial a trabajar. Mientras tanto, María del Carmen lavó algunos trastos que estaban en el lavaplatos, puso alguna ropa en la lavadora y acostó a los chicos en sus respectivos cuartos. Cuando llego, Juan Manuel seguía igual de concentrado.

- ¿Quieres cenar ahora amor?
- ¿Ah? - Dijo él sin quitar los ojos de la pantalla de su laptop.
- Que si quieres comer...
- No, no, come tú si quieres y me dejas en el horno.

María del Carmen no podía creer lo que estaba pasando, añoró por tanto esta noche, la planeó una y mil veces... que estaba completamente enojada, desilusionada, triste... ¡No era posible! ¡No era justo!

Jamás se imaginó que esa noche se sentaría sola a la mesa a comer el plato favorito de su marido. Jamás se imaginó que tomaría 3 copas de vino y fumaría sola 5 cigarrillos.

Volvió a la habitación, y Juan Manuel seguía trabajando.

Fue al baño y mientras lágrimas corrían por sus mejillas, se quitó los aretes, el collar y empezó a desmaquillarse. Estaba realmente desilusionada, su marido ni siquiera se había percatado de cómo estaba vestida.

- Te dejé tu comida en el horno, me dormiré.
- Gracias amor, ya casi termino…

María del carmen se mordió el puño y siguió llorando en silencio hasta quedarse dormida. Tuvo pesadillas aquella noche. Su matrimonio estaba peor de lo que ella imaginaba.

- ¿Tienes algo María C?
- Por qué lo dices… no nada
- Hummm......... te veo pensativa, no te caería mal irte al spa a ver si te distraes un poco más.
- Gracias, lo tendré en cuenta – dijo María del Carmen mientras recogía los platos del desayuno –

Juan Manuel llegó un poco estresado al periódico, había olvidado lo que era conducir en esa caótica ciudad y jamás se imaginó que al voltear su mirada y ver a Maribel iba a sentir ese corrientazo que solo lo había sentido con su primer amor.

Paso rápido, alzo su mano y dijo “buenos días gente” Maribel también sintió ese corrientazo cuando escuchó su voz, pero no alzó el rostro, solo contesto: “Buenos días doctor”

Esa mañana ella había llegado mas temprano que el resto de sus compañeros, entró a la oficina de Juan y dejó un sobre encima del escritorio con lo que había escrito en el baño de su trabajo. Terminó la carta con un: “Gracias por todo y por mas que te ame es necesario que esto termine porque me está lastimando demasiado”

Juan lo leyó más de una vez y sabía que era lo mejor, aunque le dolía mucho saber que era el fin de esta aventura.

Ese día estuvo más gris que nunca para los dos. Maribel intentó dejar de pensar en él pero tenía mucha curiosidad por saber que pensaba sobre su carta.

Cuando llego del baño ya para irse vio en la recepción un paquete con un papel hermoso y una tarjeta que decía su nombre – De: Juan Manuel Para: Maribel – lo abrió delicadamente y encontró un hermoso bolso negro de Dolce and Gabbana. ¡No podía creer que tenía uno original! Cuando vio el interior del bolso había un papel que decía:

- Tienes razón hermosa, es mejor que dejemos las cosas hasta este punto, muchas gracias por tus palabras y por el aroma de tu perfume en el papel, te quiero, te quiero mucho Maribel

Sus lágrimas recorrieron sus hermosas mejillas y lo poco que le quedaba de su corazón se rompió mientras corría al parqueadero con la esperanza de encontrar el carro de Juan Manuel, pero no estaba… No aguanto más y mirando el cielo nublado, lloro, lloro y lloro.

- Señorita ¿Le pasa algo?
- No, señor Ismael, tranquilo.
- Ok señorita si quiere la llevo a su casa o déjeme y la acompaño a tomar el bus
- No, tranquilo quiero caminar, en verdad, muchas gracias.
- Ok, espero que todo este bien, sabe que la estimo mucho Maribel – Terminó diciendo uno de los mejores editores del periódico –

Caminó por más de una hora y media y sin saber cómo, llegó a la papelería donde trabajaba su mejor amiga.

- Hola Augusto ¿Está Liliana?
- Hola… si esta en la bodega ya sale.
- Hummm...…Gracias.
- ¡Qué hubo amiga! ¡Que hace acá! Qué le pasa, ¿Porque viene así?
- Hola nenita… ¿A que hora sale? Quiero hablar con alguien sino me le tiraré a un carro.
- En 10 minutos salgo, espere le traigo una agüita aromática y ahora mas tarde me cuenta.
- Gracias, oiga y que tiene Augusto que me contestó más feo cuando le pregunté por usted…
- Ah no sé… Ayer me trato mas mal y no le hablo y ya, mucho bobo, yo era su única amiga y ahora se quedo solo.

Las dos amigas fueron a un café que quedaba cerca de la papelería y al son de un buen capuchino y una caja de cigarrillos, Maribel le contó esa trágica semana que tuvo que pasar sin Juan Manuel y lo que había ocurrido este día.

- Hay amiguita, hizo bien… ¡Usted se merece un tipo mejor! ¡Mírese! Usted es una mujer muy, muy bonita Espere y verá que le voy a decir a Sebastián que le presente un amigo.
- Que va Liliana yo no quiero a nadie, yo lo quiero a él.
- ¡No Maribel! ¡Usted no puede seguir dándole sexo a cambio de nada! Usted está para que la amen…

Cuando llegó a su casa, Maribel decidió sacar todo ese dolor que tenía adentro y por eso, tomó un cuaderno de lindas hojas, un esfero y dejó que se desahogara su alma:

Acá estoy, en mi habitación completamente desordenada. Cama sin tender, ropa tirada por el piso, vasos esparcidos por toda la habitación, un cenicero, al cual no le cabe una colilla más y yo, con mi alma perdida...
Heme acá, rompiendo mi pasado, nuestro pasado. Intentando desaparecer tú recuerdo.
¡Hoy me propuse empezar a olvidarte! ¡lo juro! Te estoy olvidando Juan Manuel…
A quien quiero engañar, por mas que rompa los objetos que te pertenecían, por mas que borre cualquier vestigio tuyo, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, cada momento sexual. No puedo sacarte tan fácil de mi corazón y de mi alma...
Eso tomará tiempo, así esté con mil hombres para usarlos como jabón y estropajo, ahí estás... sentado, viéndome y riéndote en mi cara…
Después de escribir, se acostó con su bolso nuevo como si fuera un muñeco y se durmió abrazándolo.”

- Mañana sábado se estará presentando el circo de Los Hermanos Gauchos en el Coliseo Central. Si quieren pases dobles para asistir, solo tienen que llamar en la siguiente hora y contestar nuestra trivia de la radio novela. Esta muy fácil. Facilísima. La pregunta es: ¿Como se llama la mejor amiga de Maribel? Las líneas están abiertas. Llamen ya. Mañana continuaremos con nuestra radio novela. Volvemos después de estos comerciales…






NO CAMBIE DE EMISORA. SIGA SINTONIZADO


CONTINUARA...


Escrito por: Vane prada y Starosta


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