viernes, 16 de julio de 2010

UN MISIL EN TU PLACARD (4)



BOCA NADA

Cuando el silencio se hizo huella. Cuando no hay más que decirnos. Cuando la luz se hizo diluvios. Cuando el humo habla y nada remando en espiral… Cuando el vino se hizo un río. Cuando se abren al aire vacíos. Cuando la distancia es la mas corta. Cuando dos no pueden respirar. Cuando la entrega es fulminante. Cuando te desvaneces alargando el después. Cuando la secuencia se hizo disco. Cuando la trayectoria es sin final. Cuando el pudo ser es alborada. Cuando distante placer. Cuando letanía es un réquiem. Cuando una mirada frente a la otra esfumándose…

Cuando letras se revuelven. Cuando me hago uno con el humo. Cuando un misil en tu placard. Cuando voy serpenteando la razón. Cuando luces cegadoras. Cuando todo es decidido. Cuando más por menos más. Cuando el tiempo se estira y yo me olvido. Cuando inmensidad residual. Cuando yo me olvido como vos. Cuando teclas como cuerdas. Cuando en la esfera vagamos. Cuando bálsamos sagrados. Cuando indiferentes. Cuando golpes en la sien. Cuando el espacio que dejo. Cuando el humo esta en foco…

Cuando tu boca es nada.


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UN CORAL

La playa se extendió más allá de los confines visibles y me quede parcialmente nublado, como el día de hoy. El botón de los recuerdos fue accionado por mi dedo vulgar y la tracción de microondas me la trajo a la pantalla interna. El reloj marco la hora del final, de otra época vacía. Accione mi loncherita de los Picapiedra y entre bocinas retrocedí en el tiempo y llegue a donde tu estabas. Nos quedamos jugando hasta entrada la tarde. La camiseta sudada de River Plate de tu padre volviendo de la bombonera y los reproches insufribles de la tía Patty que siempre decía: “Pelotudos, como no ganaron” Yo miraba por la ventana y tú me tomabas la mano por debajo de la gabardina. Despertó el deseo en ti, sin duda, con el perfume embriagado de comenzar su nueva vida. Salíamos corriendo por las mañanas calurosas a lo largo de la playa mientras todos se quedaban atrás, organizando el desorden de artefactos traídos por el viejo, que no quería perderse detalle de las elecciones parlamentarias. Una brisa que llego desde el Paraná nos dio en la cara y en sus ojos yo divise el eterno divagar de la luz entre un iris avellana que me dejo de muletas porque me caí de puro tonto que soy en la arena. Tu me ayudaste a levantar y adivine yo cosas debajo de tu blusa y te quedaste así como golosa y divertida y me guiñaste un ojo y yo sentí que se me paraba algo que hasta esa fecha no se había puesto de pie. Nos metimos al mar y en medio de las olas, camuflados por esa misma esencia liquida, jugamos a tocarnos y yo descubrí lo duro que era un pezón entre mis dedos y también como es correrse sin remedio y lo que puede hacer una chica para dominar un hombre y decidí que quería ser esclavo de esa sensación para toda mi vida.

El paisaje alrededor, siente que la abraza. Un paisaje de plastilina y crayones encendidos. Yo siento que algo entre sus piernas me abrazo algo más a mí. Y me reí mientras ella jugaba al chupetín, y yo cambiaba colores, como un semáforo. Una brisa tropical nos refresco la lengua, mientras la tía Patty nos llamaba a probar los malvaviscos. Tú estabas excitada y respirabas agitada. Nunca me olvidare. Eso te lo juro. Y te di un beso inocente frente a las fortalezas de agua que nos ayudaban a ser angelitos no empantanados, porque los desprecio por sus tonterías que a todo el mundo le parecen “Del carajo”. Nada personal, naturaleza humana, dijo el narizón una vez…

Ayuda lúdica: Piensa en formas de coral...

Los años pasaron y ya no íbamos a la playa. Ella se enredo en la universidad y yo me enrede solo con mis propias huellas en la arena y caí vencido, más de una vez. Ella ahora era otra. No conocía otra razón que una razón cada día y una batalla por las noches. Pero las batallas fueron en el edredón y no conmigo. Con otros. Nótese el plural. Le pegaron duro en la nariz con el polvo del ángel. Le pegaron duro en su sexo con otros elementos masculinos. La perdieron y se encontró una noche en aquel mismo vértice donde estuvimos juntos, aquella vez. Corrió y soñó de nuevo bajo el sol hasta sentir que con sus dedos delgados lo alcanzaba. Se sintió liberada del temor de volver a casa. Y volvió. Como un pequeño milagro de orfebrería popular.

Taller extracurricular: Junta formas de coral...

Pero la vida es caprichosa hasta el final, y la muerte la levanto en sus brazos una mañana lo más de bonita del mes de Septiembre. Porque si. Porque si-da… para eso. Todo aquello que dejo se hundirá en la arena. Su recuerdo y sus pasos infantiles junto a los míos. Las viejas revistas de la efe eme y el albumcito de: Amor es…Con los dos chicos empelotas. Y nuestra primera vez, como un pacto sagrado que me tatúe en la frontal de mi cerebro. El secreto entre los dos… ¿Es que nunca volverá?


FUERZA GUSTAVO!!!