viernes, 4 de febrero de 2011

LOS CORAZONES OCULTOS (3)

Hola a todos:

Antes de empezar quisiera manifestar mi rabia incontenible: Venia en un bus de transporte publico rumbo al trabajo y se subio un anciano de 80 años a pedir una limosna porque en un deslizamiento de tierra de un barrio en las afueras de esta PUTA CIUDAD DE MIERDA perdio su casa y buscando asilo a la medianoche dos hijos de puta ladrones le robaron lo poco que tenia y le apuñalearon la espalda. ¿En que jodido planeta estamos viviendo? Odio esta ciudad. Odio este pais. Toda esta violencia me tiene harto. Todo esto es una completa MIERDA

Y aprovecho este estado de ira para decirle al señor HUMBERTO DIB QUE POR FAVOR DESISTA DE SU FILIAL A MI BLOG. ME PARECE UNA FALTA DE RESPETO QUE UNA PERSONA QUE SIGUE MAS 200 BLOGS VENGA A DECIRME QUE ME VA A SEGUIR Y A LEER , PUES SEGUIR Y COMENTAR TANTOS BLOGS ES IMPOSIBLE POR MAS DESOCUPADO QUE SE SEA EN LA VIDA. ESTUVE ESCARBANDO UN POCO Y DESCUBRI QUE SIEMPRE HACE LO MISMO. SIGUE BLOGS PARA QUE LO SIGAN Y EN REALIDAD LE IMPORTA UNA MIERDA EL TRABAJO DE LOS DEMAS. VAYA Y HAGA SU PROSELITISMO ABSURDO A OTRA PARTE.PERO NO EN MI BLOG. FUCK!!! PARA TODOS LOS QUE HACEN ESTO EN EL MUNDO BLOGGER. SI SIENTE LA NECESIDAD DE TENER TANTOS SEGUIDORES HABRA UN FACEBOOK, O TWITTER ESAS TONTERIAS SON A SU MEDIDA. FUCK AND GO AWAY!!!!


GRACIAS

STAROSTA










CAPITULO 3



- Son las ocho y treinta de la noche y es la hora de “Los corazones ocultos” Como siempre, soy Mariana y en los controles por hoy, no estará Harry, quien volverá mañana. Por hoy tenemos la compañía de Juan David. Las líneas están abiertas para recibir sus opiniones y comentarios. Antes de comenzar, les recuerdo que hoy es miércoles 4 de Octubre, y seguimos con nuestra radio novela:


“Liliana por su parte también tuvo una buena noche de faena. Sebastián la llevó directamente a su apartamento y le mostró las mil y una delicias del sexo, en todas las posiciones y con todos los servicios. Ella al igual que Maribel, había sido educada en las camas de sus amantes y novios y le hizo entender a Sebastián como era eyacular más de una vez envuelto en el círculo del alcohol, la marihuana y el deseo proveniente del sexo casual y sin complicaciones. La mañana del día siguiente, encontró a dos chicas llegando a horas de la mañana a sus casas, después de una noche de copas. Una noche loca.

- ¡Bonitas las horas de llegar no! – Recriminó desde la cocina Carmenza, madre de Maribel. El silencio de su hija fue toda la respuesta., mientras entraba a su cuarto y cerraba la puerta.
- Maribel abra la puerta que necesito hablar muy seriamente con usted.
- Mamá….no me moleste…
- ¡Siga así de culipronta y vera que le van a empacar su chino Maribel ¡Coja juicio carajo que yo no la eduqué así ni le di ese ejemplo!
- ¿Y a usted quien le dijo que yo me estaba acostando con hombres? – Respondió desde el cuarto la chica.

- ¡A mi no me crea tan pendeja Maribel! – Reprocho la madre y así continuó con la misma cantaleta toda la mañana.

Liliana, por su parte llegó a su cuarto alquilado en una pensión, en donde vivía desde hacía seis meses, pues se había ido de la casa, cansada de los mismos reproches que recibía Maribel de parte de su madre. Una cama sencilla de edredón blanco, dos mesitas de noche en la cual se podía visualizar una lámpara en una y una foto de Liliana en la otra. Un closet de cuerpo sencillo, en el cual Liliana guardaba su ropa de trabajo en una papelería de cadena y las minúsculas faldas y blusas que se colocaba cuando salía a divertirse en las noches, en busca del verdadero amor que profesaba hallar, aunque en realidad, era lo que en el fondo menos le interesaba. El placer era su alter ego. Su copiloto. Había tenido un novio terminando los estudios secundarios, Francisco o “Pachito” Como le decían todos. Tenia unos dieciséis años cuando una tarde, había perdido su virginidad en la cama de éste, y ella pensó que ese amor seria para toda la vida. Pero algunos días mas tarde, esa idea se diluyo como el alba mientras el sol asoma, pues lo descubrió en uno de los pasillos del colegio contándole a sus compañeros como la había desvirgado. Desde ese momento algo pasó en su corazón e inconscientemente decidió vengarse de todos los hombres, pensando como uno de ellos, llevándoselos a la cama, comiéndoselos y mandándolos para el carajo después.

Tal vez por esta condición, no se daba por enterada que en su trabajo, había alguien que si sentía por ella sentimientos limpios, como perlas dentro de conchas del mar. Eran lo sentimientos de Augusto, al que todos llamaban de forma despectiva “Tontin” en la papelería. Un chico inteligente, que trabajaba de día y estudiaba de noche, vivía con la abuela y era el sustento del hogar. Liliana siempre estaba con él a la hora del descanso y en el almuerzo, era la única que no lo trataba como un tonto, pues le daba lastima, pero claro, no se lo hacia saber. Por esta razón, Augusto siempre trataba de estar junto a ella, aunque era muy tímido para expresarle abiertamente sus sentimientos. Todos esos años de escarnio público habían minado por completo su confianza y el solo hecho de pensar en confesar su amor, le hacia sonrojar. Por esto, solo se conformaba con escuchar a Liliana y volverse su confidente. Sufría lo indecible con cada relato de sus aventuras nocturnas y en como terminaban en sexo estas mismas, pero ni por esto dejaba de ver a Liliana como una mujer a quien él podía amar y soñaba, con algún día, convertirse en uno de esos personajes que le describía Liliana, generalmente los Lunes, después de un fin de semana agitado.

- Hola Liliana – Saludo Augusto en la puerta de la papelería mientras se abrían las puertas.

- Hola corazón ¿Cómo te fue el fin de semana?
- Bien gracias. Con muchos trabajos de la universidad y cuidando a mi abuelita, que estuvo con achaques todo el fin de semana… ¿Y a ti? - Preguntó rogando que hubiese estado en casa y que no le contara una de sus historias, que tanto mal le hacían.

- Súper chinito. Ni te imaginas el churro que me comí el viernes por la noche. Se llama Sebastián y me dejó matada. Todavía estoy cansada de todo el ejercicio que hice con ese tipo. Salí con Maribel, mi amiga, y nos cayeron en el bar. El tipo me fue convenciendo entre canción y canción y no fuimos para el apartamento de él…Ni te imaginas. Y todo lindo, me llamó anoche y hablamos como dos horas por celular. Vamos a ver que pasa, pero yo creo que eso va para largo… Trabaja con un amigo, él que le cayó a Maribel, en publicidad ¡Además es signo Aries! Y ni hablar del apartamento…Uff. Tiene unos cuadros súper lindos, los muebles, mejor dicho…ese hombre está perfecto, perfecto para mí. Pero hablamos después, que tengo que ir a revisar unos inventarios de un material que llegó.

Liliana se fue y no alcanzó a ver como Augusto enjuagaba unas tímidas lágrimas que asomaron en sus ojos.


Maribel llegó esa mañana a su trabajo con una terrible resaca y con dolor de alma, siempre era lo mismo cuando tiraba sin amor…. Tenía la firme creencia que cuando tiraba (A eso no se le puede llamar hacer el amor) le quitaba brillo a su alma…

Mientras ubicaba su bolso y se quitaba la chaqueta, vio un papel abajo del teléfono, lo agarro y lo leyó. Tenía su nombre: Maribel

“Necesitamos hablar”
JM

- ¿Necesitamos hablar? “¡Claro que necesitamos hablar grandísimo idiota!”- pensó mientras prendía su computador para ponerse a trabajar en unas cartas que uno de sus jefes le había pedido.

Juan Manuel llegó temprano a su oficina, tenía que atender a un medio de comunicación que venía a hacerle una entrevista por ser uno de los periodistas más exitosos de Colombia a tan corta edad.

Los despachó rápido y se sentó en su oficina a fumarse un cigarrillo con una buena taza de tinto. Tenía mucho en que pensar. No entendía a qué hora todo esto se le había convertido en un problema.

Recordó el altercado que tuvo esta mañana con María del Carmen por culpa de la llamada que le hizo Maribel.

- ¿Quién te llamó en la madrugada? – Preguntó María del Carmen en el desayuno.
-No sé, ni la contesté...
-Te dejaron hasta mensaje de voz.
- Ah ¿Si? No he mirado mi celular.
- Mira Juan Manuel, si tienes algo que decirme, por favor este es el momento, si hay algo que te molesta de nosotros o si tienes una aventura…
- ¡¿De qué estás hablando mujer?! - Exclamó tratando de parecer lo mas sorprendido posible - Escúchate, solo porque entró una llamada a mi celular en la noche tú ya te estás formando el que papelón de telenovela…
- No es eso... pero tú últimamente has estado muy extraño y lo que menos quiero es que mis amistades se enteren que mi marido está en moteles con secretarias de quinta categoría.
- Pfff… tus amistades… ¡Es lo único que te importa! ¡El que dirán tus idiotas amigas! Se me hizo tarde… ¡Adiós!
- ¡No comiste nada Juan!... ¡Oye!... ¡Hijueputa vida! – Exclamo colérica mientras escuchaba el portón cerrarse con fuerza.

Juan Manuel esperó que solo quedara Maribel en la recepción, caminó hacia ella y le dijo que fueran a tomar un café.

- OK acá me tienes, ¿De qué quieres hablar?- dijo Maribel prendiendo un cigarro
- ¡¿Qué carajos pretendías llamándome en la madrugada?!
- Hay no me joda Juan Manuel…Pues no lo vuelvo a llamar mas a su puto celular y listo…
- Pero contéstame…. ¿Que te pasa? Sabes que soy casado y llamando a joderme a esas horas…Ubícate.

Maribel clavo su mirada en la de él, presa de la ira.

- Yo se que usted piensa que soy su moza, su querida y que puede hacer conmigo lo que se le de la gana, pero… ¿Sabe? Dejemos esta mierda así y listo. Siga con su esposa, con su vida y a mi… ¡Déjeme en paz! – Termino diciendo a grito entero ante la mirada curiosa y sorprendida de las demás personas en la cafetería. Maribel se puso de pie y salio rápidamente a la calle. Juan Manuel saco un billete de veinte mil pesos y lo dejo sobre la mesa, yendo en pos de ella. La alcanzo rápidamente y la tomo de un brazo con fuerza. No se percato del gesto de satisfacción que hizo Maribel al sentir la fuerza del hombre que deseaba maltratándola.

- Espérame. No hagas una escena.
- Suéltame Juan Manuel.
- No
- Que me sueltes te digo… Y unos segundos después empezaron a besarse apasionadamente en el medio del andén. Media hora después, estaban los dos tirados en una cama, jadeando, dejándose llevar por una pasión enfermiza que los arrastraba mas y mas a querer estar juntos a pesar de saber en el fondo muy bien, que ellos no estaban diseñados para estar juntos, pero allí estaban: Él, desabrochando la blusa de ella con fuerza y lamiendo con furia sus pezones y acariciando su sexo con celeridad. Ella, desapuntando el pantalón del hombre que horas antes había sido entrevistado por ser uno de los mejores en su campo. Le practicó un sexo oral lleno de un infinito amor, una obsesión oscura, un deseo animal de satisfacer y ser satisfecha también como mujer. Juan Manuel la tomó de las piernas y la trajo hacia si, mientras la penetraba una y otra vez hasta perderse los dos en un abismo de placer y un alivio de orgasmos que los dejo a los dos tirados en la cama, sudando y abrazados, como si se amaran realmente. Ella dormía placida, mientras él, con los ojos abiertos, miraba el espejo del techo de la residencia, y pensaba en qué carajos estaba haciendo con su vida. La misma vida que desde que Maribel entró en ella, no tenía rumbo ni timonel. “La estoy cagando” Pensó Juan Manuel mientras besaba la cabeza de Maribel, presa de la profunda emoción que lo cautivaba.

Mientras Juan acariciaba el cabello de aquella mujer que le devolvía las ganas por el sexo, la pasión y la lujuria, su celular vibró. Era su esposa quien con esa llamada lo tiraba de nuevo a una realidad que no quería más. Daría todo por que Maribel fuera su realidad, por poderse quedar con ella día, tarde y noche. Juan Manuel empezaba a sentir más cosas a parte de pasión por esa chica. Pero apartó esos sentimientos, suspiró y sintió como Maribel se le pegaba a su cuerpo buscando calor. Cerró los ojos y aspiró lo que más pudo la fragancia de ella. Fue al baño, se vistió y se fue.

La ausencia de otro cuerpo la hizo despertar, abrió los ojos y rápido lo buscó por toda la habitación “¿Juan?” “¿Juan Manuel? “

- Maldita sea, se fue este cabron – Dijo Maribel pasando de la excitación mas grande que un ser humano puede sentir a la desilusión mas compleja, el amor. No se explicaba por qué la hacía sentir así, como un objeto sexual al que usa y puede irse.

-Le faltó dejarme en la mesa de noche dinero - Susurró mientras se daba una ducha con agua caliente y jabón chiquito.

Juan Manuel llegó a las tres y media de la madrugada a su casa, abrió la puerta y se fue a bañar, acto seguido, fue a la habitación de huéspedes y se durmió hasta las seis de la mañana.

-Quiero que vayamos a terapia de pareja con la doctora Salazar Juan Ma – Dijo María del Carmen mientras terminaba de pasar su cereal en leche descremada.
-De qué hablas por Dios mujer…
- ¡De que hablo! ¡De que hablo, dime! Quieres intentarlo o quieres separarte e irte con la mocita que te estás comiendo.
- Y dale con el cuento… - Dijo mientras se ponía de pie camino a la ducha.
- No me vas a dejar hablando sola… ¡Juan Manuel! – Dijo colérica mientras veía a su esposo desaparecer tras la puerta del baño. Fue a su habitación y tragándose sus lágrimas, se vistió con rapidez y partió rumbo al club privado del cual eran socios.

María del Carmen estaba preocupada por todo lo que estaba pasando de puertas para adentro en su relación. Esa tarde en el club, después de jugar nueve hoyos de golf rápido con Rosita y María José, sus dos amigas de sociedad, se sentaron en una de las terrazas a tomar un refrigerio y hablar.

- Oye María del Carmen, como has mejorado en tu juego. – Halagó melosamente Rosita

- Gracias. Es que he estado tomando clases con el profesor Goyeneche. Es muy bueno…
- En todo sentido… - Tercio maliciosa María José. María del carmen abrió los ojos como platos y apuro un sorbo de agua.

- No me mires así. Hablando sin tapujos… ¡El tipo es todo un macho! ¿Le han visto esas manos? Si como tiene los dedos de largos tiene lo de abajo… ¡Que me enseñe lo que quiera!

- ¡María José por Dios! - Exclamó escandalizada María del Carmen. – Cállate que si nos llegan a escuchar quien sabe que pensaran de nosotras…

- De mí que piensen lo que quieran. Es más, acá entre nos, le cuento que estoy saliendo con un chico divino que conocí en un bar de la 93 la semana pasada. Tiene como veinticinco años y es puro fuego en la cama. Estoy feliz y plenamente arrecha y satisfecha.

Rosita y María José estallaron en risas, mientras María del Carmen, nerviosamente, apuraba todo el contenido del vaso. Rosita se quedo mirándola y le dijo:

- Y tu María del Carmen… ¿Tienes por ahí algún tinieblo?
- No digas eso ni en broma Rosita.
- No me digas que en todos estos años de matrimonio con Juan Manuel nunca le has sido infiel….
- Jamás
- ¡No te lo puedo creer! ¿En serio ni una aventurita?
- ¡Por supuesto que no!
- No… María del Carmen – dijo María José - ¿Y tú crees que tú esposo te ha sido fiel todo este tiempo?
-Por supuesto – Dijo María del Carmen apretando los puños con fuerza debajo de la mesa.
-No sea tan bobita – Le contestó Rosita – Yo ya estoy mas vieja y después de los cincuenta ya los hombres no tienen en mi la misma importancia y relevancia de otros años. Pero yo en mis tiempos, tuve mis enredos con otros tipos. Durante un tiempo me sentí muy mal con Dagoberto, mi esposo. Pero hace unos años me enteré de que este infeliz también tenía sus aventuritas. De hecho por allá en la costa dejó embarazada a una de las perras con las que salía y tiene un hijo con esa puta. Cuando supe esto, me sentí muy bien de yo haber hecho lo mismo. Espero María del Carmen, que esto no te pase a ti, claro está, pero te lo cuento, por si las moscas…
- Yo confío plenamente en mi marido – Contestó María Del Carmen – Y el hecho de que a ustedes no les vaya tan bien con sus matrimonios no quiere decir que a mi me pase lo mismo.
- Cálmate mujer… ¡Solo estamos hablando! – Dijo suavemente María José - Solo te lo decimos porque el otro día yo te vi con el profesor Goyeneche y pude percibir la manera en la cual él te miraba mientras te enseñaba a jugar Golf. Deberías aprovechar y echarte una canita al aire…
- No más señoras. Tema terminado. ¿Vamos al sauna?
- Si vamos – Dijeron las otras.

Mientras se dirigían al sauna María del Carmen pensaba en todo lo que sus amigas le decían. El profesor Goyeneche no le era indiferente ni mucho menos. Pero de inmediato se sintió incomoda consigo misma. El solo hecho de imaginar serle infiel a Juan Manuel alertaba sus pudores. Pero por otro lado, la sospecha enorme de la infidelidad de su esposo, hacía que todo se pusiera en una balanza. Su cabeza era una coctelera enorme, donde todo se le estaba revolviendo”


- Bueno. Esta historia continuara mañana. Llueve en Bogotá esta noche de Octubre. Tenemos una llamada ¿Quién esta al aire?

- Buenas. Soy Andrea
- Hola Andrea ¿De dónde nos llamas?
- Llamo desde Tunja
- Tunja, en Boyacá. Un saludo a todos los oyentes de su emisora “Todas las voces” por allá. Dinos Andrea, ¿Qué te ha parecido la radio novela?...



NO CAMBIE DE EMISORA. SIGA SINTONIZADO


CONTINUARA...


Escrito por: Vane prada y Starosta


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