Vamos rodando con el vértigo de nuestro lado por esa carretera tan infinita como lo es la vida misma. Vamos fuera de control con el acelerador a fondo. Entre las luces te vi y continuamos la carrera hacia ninguna parte porque no teníamos punto neutro ni meta. Doblamos peligrosamente las curvas entre imágenes y jugamos a chocar nuestros colores sutilmente en medio de las noches más extrañas por donde hacíamos chirriar salvajemente nuestros frenos y latas hasta hacernos perder de vista de todo el mundo a la madrugada. Y se muy bien que eso no era amor. Solo buscábamos un poco de calma escondidos entre orgasmos. Cambiábamos nuestros aceites con tragos amargos. Quemábamos las llantas en un imaginario asfalto. Y de alguna forma de eso se trata vivir. Pero por estar jugando no nos dimos cuenta del enorme muro que se nos venía encima y así, nos estrellamos el uno con el otro hasta quedar juntos vueltos mierda a la orilla del camino. Ya no queda nada de ese instante, solo la vieja abolladura en mi motor, que ya no funciona igual que antes.
REBOBINE SU CABEZA AHORA...