Donde una orquidea se quebro,
donde una escena se velo,
en el resplandor ausente... Estoy anclado en vidrio azul,
cortado por la vastedad
en la que nada habria por siempre...
A mi dejame bajo el mar
donde la luz se precipito
en la ironia de mi alma...
No voy a decir adios,
no voy a pedir perdon,
ahora estoy bien, tan sordo...
A mi ubicame en un lugar donde presencie la verdad de aquello que negue por adentro...