Rita
salió corriendo de su casa con un pequeño morral al hombro. Estaba cansada de la
sobreprotección de sus padres que la hacían sentir como si estuviera en un
acuartelamiento permanente. No podía salir con sus amigos, ni siquiera con sus
amigas, ni llamar a nadie por teléfono, ni tener malas notas en el colegio. Era
una chica de quince años santurrona por fuera, pero con un febril sentimiento
de ser una chica mala por dentro. Un día después de meditarlo mucho, sintió
como si ese deseo se hubiera convertido en espíritu y ese espíritu la hubiera
poseído por completo. Se levanto, tomo la pequeña maleta de ir a clases, empaco
algunas pertenecías, subió al cuarto de sus padres y tomo algo de dinero y
algunas joyas de su madre "Reliquias familiares" que guardaba con
celo para su hija y que serian entregadas en el momento en que ella se casara para
perpetuar la tradición familiar. Rita siempre las vio con algo de respeto pero
ese día una sonrisa se dibujo en sus labios al pensar que en algunas horas
terminarían en el escaparate de
cualquier vitrina de compraventa.
La
noche cayó pronto y Rita empezó a sentir temor. El manto oscuro empezó a
intimidarla y mucho mas el hecho de ver que las caras que había visto en el día
se empezaron a transformar en rostros distintos al caer la noche. Los
indigentes empezaron a salir por todas partes y las calles se empezaron a
convertir en pequeñas comunas olorosas y decadentes. No tenia donde ir y para
esas horas en casa ya sabrían que no estaba y que además se había fugado como
una vil ladrona. No, definitivamente su casa no era el lugar, pero ¿a dónde ir?
Pensó que con el dinero que llevaba podría alquilar alguna habitación en un
hotel, pero no quería despertar sospechas como el por que una niña tan joven
con tan poco equipaje estaba rentando un cuarto. No quería que todo el mundo le
viera la etiqueta de "Niña fugada de casa de mama" en la frente.
Estando en esas reflexiones no se dio cuenta de un grupo de jóvenes que venían
en sentido contrario, ni menos cuando uno de ellos al pasar por su lado la
estrello con la guitarra que llevaba colgada. Cayó aparatosamente al suelo,
mientras los chicos se apresuraron a levantarla.
-
¿Estas bien nena? Lo siento no te vi. – Dijo
uno de ellos
-
Vamos di algo. ¿O con la caída te comiste la lengua?- dijo el otro en tono
burlón
-
Imbécil... - contesto Rita en tono ofensivo.
-Tranquila...Solo
era un chistecito para que te rieras. Me llamo Lucas ¿Y tú?
- ¡Que
le importa!
-
Bueno...ese es un nombre extraño...Austriaco debe ser
- Ya
no la montes mas, déjala...Mira lo sentimos mucho, no nos dimos cuenta que
venias, te podemos ofrecer algo, lo que sea, una gaseosa, una cerveza, lo que
quieras, es como para pedirte disculpas...
- No
gracias, estoy bien, ya me voy...
-
Mira, estas calles a esta hora son peligrosas, déjanos al menos acompañarte a
tomar el bus, ¿Te parece?
Rita
se sentía intranquila con la presencia de los tres muchachos, que no eran otros
que Max, Lucas y Josué, que venían de tomar unas cervezas y acababan de fumarse
un porro compartido. Estaban ebrios y contentos y como todo buen ebrio, eran
amigos de todo el mundo. La chica sintió vergüenza de decirles que no tenia
donde ir, y el ofrecimiento de compañía, la hizo sentir tranquila en el medio
de la noche. Finalmente accedió a que la acompañaran a tomar algún transporte a
casa.
-Me
llamo Max.
-Y yo
Rita. Mucho gusto.
- Rita
"Queleimporta". – Tercio Lucas con voz enredada
de borracho.
-
Cállate idiota. - Le dijo Josué.
-
¿Idiota como el de Dostoievski?
- No.
Idiota con patada en el culo... - contesto Josué asestándole un puntapié que lo
mando de bruces al suelo.
- y
eso es para que no vuelva a tumbar a las nenas en la calle...pendejo.
-Ah
si...esto es una guerra. – Contesto Lucas con una
sonrisa parándose del suelo y correteando a Josué en mitad de la calle.
Las
ocurrencias de los chicos terminaron haciendo reír a Rita que se sintió mas
tranquila en el medio de aquel grupo. Bajaron algunas calles hasta llegar a la
avenida principal, donde aun se veía presencia de transporte publico.
-
Bueno, ¿Cuál bus te sirve? – Pregunto Max
- Aquí
pasan varios que me llevan a casa. Gracias por acompañarme.
- No,
yo te dejo cuando te subas al bus, antes no.
- De
verdad aquí me pasa transporte súper rápido. No te preocupes...
- Si
pasa tan rápido, entonces no hay problema si esperamos contigo.
Rita
empezó a fingir que miraba con interés los buses que pasaban en la falsa espera
de tomar alguno que le sirviera. En su infantil inexperiencia no sabia que
decirles para que se fueran. Los chicos encendieron unos cigarrillos y
empezaron a bromear entre ellos mientras el tiempo y los autos seguían pasando.
Transcurrió alrededor de media hora.
-
Menos mal es "Súper rápido" que te pasa transporte...- Dijo Lucas en
tono burlón.
-
Bueno...es que...la verdad, no tengo donde ir.... me escape de la casa
hoy....siento mucho hacerles perder su tiempo, pero ya lo saben, así que...ya
se pueden ir...yo me las arreglo sola...
Exclamaciones
y silbidos salieron de las bocas de los jóvenes. Fue entonces cuando Josué
dijo.
-
¡Maldita sea! ¿Y por que no hablaste antes? Vamos y te quedas en mi
casa....hace rato estaríamos allá. Y yo aquí aguantando frio...
-
Claro...como es ella si "Vamos y te quedas en mi casa" pero la otra
noche que no me dejaron entrar a la casa por llegar tan tarde le pedí que me
diera posada y me dijo que eso me pasaba por andar perdiendo el tiempo en la
calle de noche con mi "filosofía trascendental" y otras historietas
mas... - Reprocho Lucas.
- Sin
escenas de celos... - contesto Josué
riéndose. – Mas bien encendamos otros cigarros...
- Mira
yo te agradezco el ofrecimiento, pero no...Me da pena...mejor me quedo por acá
y después pienso que hago.
- No
le des mas vueltas. – Dijo entonces Max.- Es lo
mejor que puedes hacer. Pasar la noche sola en estas calles es un error del que
te puedes arrepentir toda tu vida. Quédate esta noche en casa de Josué con nosotros
y mañana piensas con calma que vas a hacer.
-
¿Nosotros?... ¿Y en que momento los invitaron a "Mi casa" que no me
di cuenta?
-
¿Entonces a donde mas nos vamos a tomar el vino?
-¿Cuál
vino? –
Contestaron a dúo los otros.
- Pues
el que voy a comprar ya mismo en esa licorera...ya vengo. –
Contesto Max entrando a comprar el licor.
- Ese
es otro cantar... – Contesto Josué.
-
¿Cómo el del mío cid? - Pregunto Lucas.
-
¡Este marica! – Replico Josué propinándole otra patada al
pobre analogista de novelas.
Finalmente
llegaron a casa de Josué y se instalaron en la sala. Max destapo las botellas
de vino y empezaron a tomar. Como no había nadie en su casa, Max se sintió
tranquilo de poder pasar la noche con los demás sin tener que dar explicaciones
a nadie al siguiente día. Rita, escapada, empezaba a sentir igualmente esa
libertad. De Josué, ni hablar, así vivía ya por bastante tiempo, y en cuanto a
Lucas, en su estado de embriaguez todo le daba igual. Con algunos tragos era un
tipo lucido y un intelectual, pero si excedía el limite era un bufón de poca
monta y todo rasgo de inteligencia quedaba profundamente dormido en lo mas
profundo de su ser. Todo muy normal, pues así era la época.
Después
de algunos tragos, Rita se desconocía a si misma. Empezó a elevar el tono de
voz y termino hablando sin parar acerca de su aburrida vida en el colegio y al
lado de sus padres. El vino, algo que nunca había tomado, le hizo hacer algunos
gestos al principio, pero luego empezó a beber desaforadamente. Se embriago
rápido y termino profundamente dormida en uno de los sillones. Los demás
encendieron un poco de yerba y la fumaron en silencio sumergidos en sus
pensamientos alucinados. Excepto por Max, que se quedo pensando en el por que
se había ofrecido a comprar mas botellas de vino gastando mas de lo que tenia
presupuestado en licor aquella noche, y se sincero con su conciencia al
descubrir que lo hizo porque no quería que Rita se quedara sola con Josué, y no
por un sentimiento protector o porque su
amigo fuera un depravado o algo así, lo hizo porque inconscientemente en ese
momento sintió celos...La chica, con su mirada dulce y su blanca piel, le gusto
desde que la ayudo a levantarse del suelo, y el estar allí en esa casa esa
noche era para cerciorarse que ninguno
de sus dos amigos se le adelantaran con ella. Y eso lo hizo sentir mas
tranquilo. Josué también se dio cuenta de todo lo ocurrido, a pesar de la
acción. Pero el también se dio cuenta de que la chica le había gustado, ya que
si no hubiese sido así, el no le hubiese ofrecido estadía a ninguna persona
extraña, pero cuando se dio cuenta de que Max había organizado todo para no
separase de Rita, decidió simular su contrariedad y actuar como si nada le
importara. No quería demostrarles a los chicos que le estaban estropeando sus
planes de quedarse a solas con Rita y a ella que le había gustado de entrada
también. Ya tendría tiempo de ver como organizaba sus ideas...
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NO SOY LO QUE PAREZCO. Y USTED TAMPOCO...
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