ESA
SEÑORA RARA
En aquella época la finca de los
padres de la niña siempre estaba llena de gente. Trabajadores que venían de
diferentes partes del país para las épocas de la cosecha. Llegaban a través del
rio Magdalena o también por las carreteras destapadas del interior. Venían de
diferentes lugares, ávidos de trabajo y paisajes en desarrollo donde colocarse
para poder sobrevivir. Gente distinta, diferentes actitudes, diferentes maneras
de ver la vida y las cosas. Esos días eran caóticos, gente que entraba y salida
de la finca a todas horas. La niña, siempre acompañando a su madre en los que
áceres diarios mientras el padre salía con los trabajadores al monte a
trabajar. Volvían, cansados por la tarde y a las siete de la noche ya todo el
mundo estaba durmiendo. Claro, la jornada laboral empezaba desde muy temprano:
A las 4:30 am ya la gente estaba en pie y a las 5 am estaban desayunando para
salir a laburar. La niña pasaba sus días entre el bullicio, el afán, la
ocupación de tender camas, ayudar en la cocina, correr por el monte con el
guarapo, la chicha, el algo para los trabajadores y el sol, el eterno sol que
siempre todo lo alumbra, como un dios que todo lo ve de día y lo presiente todo
en la noche.
En esos días y ante la cantidad
de oficios por hacer llego una señora contratada para colaborar en oficios
varios. Al principio se veía como una más del hogar, pasaba desapercibida entre
el corre y corre y el cansancio, así fue para todos, excepto para la niña que
vio en ella un extraño comportamiento. Había llegado con una cajita con sus
harapos y una olla metálica, tapada, amarrada en sus orejas con una cabuya que
le daba toda la vuelta y aseguraba así que no se destaparía. Esto sería algo de
no tener por qué ser visible a no ser por la extraña obsesión de esta señora de
llevar esta olla a todos los lugares donde iba. Si lavaba la ropa a la orilla
del rio, allá estaba la ola. Si le decían que ayudara en la cocina, dejaba la
dichosa olla escondida en un rincón, cerciorándose cada cierto tiempo de que
aun estuviese allí, en las condiciones en las que la dejo.
La niña percatase de esta
situación y se la comento a sus padres quienes también se extrañaron del comportamiento
inusual de la señora, pero al ver que no molestaba a nadie y era eficiente en
su labor, decidieron no decirle nada y dejarlo pasar simplemente, mas no así la
niña que cada día que pasaba vivía más y más obsesionada con la señora rara, al
punto de empezar a perseguirla por todas partes y descuidar sus propios oficios
con tal de husmear el momento en que la señora abriera la olla y poder ver que era
lo que tanto guardaba y custodiaba en ella. Pero los días pasaban y la señora simplemente
se trasladaba con su olla por toda la finca, pero sin abrirla jamás. La niña lo
veía y se frustraba, pero no desistía en su implacable pesquisa. Un día vio a
la señora más inquieta de costumbre. Caminaba por la finca y de repente
volteaba a ver si alguien la estaba mirando, o bajaba al rio y se devolvía,
asomándose por si alguien la estaba persiguiendo. La niña lo veía todo,
escondida, era como si la señora rara supiera que alguien la estaba
fisgoneando. Al caer la noche, la niña decidió ir a dormir con su padre, en un
enorme galpón donde el dormía con todos los trabajadores y ayudantes de la
casa. Las luces se apagaron y la niña se quedó mirando a la oscuridad,
adivinando formas y movimientos. Las horas pasaron y la niña no lograba conciliar
el sueño, cuando sus ojos vieron una sombra que claramente se deslizaba por la
pared, abría con sigilo la puerta y salía de la casa. La niña, presa de una
incontenible emoción la siguió en medio de los rayos de luna menguante por el
sendero que daba a la orilla del rio. Allí vio a la señora rara, desatando la
olla. ¡El secreto seria por fin revelado! De su interior saco un enorme velón
el cual encendió y coloco frente a la olla, pero eso no era todo, había algo
más. Fue entonces cuando la señora saco un cráneo humano, blanco, reluciente,
perfecto y lo coloco junto al velón y empezó a rezar, con los ojos
entrecerrados, balbuceando cosas incomprensibles. La niña, presa del terror y
la sorpresa no dejaba de mirar. Fue cuando de repente la señora aun con los
ojos cerrados se detuvo, dejo de rezar, giro su cabeza hacia donde estaba la
niña y de repente abrió los ojos, enormes, como con fuego y se quedó
observándola con un gesto extraño, como de risa, una mueca grotesca. La niña
corrió despavorida por el monte hasta llegar al lecho donde su padre roncaba y
se metió debajo de las cobijas, mientras todos los demás dormían pesadamente.
La niña no durmió, solo veía debajo de aquella oscuridad, esperando que la
señora rara levantara la cobija y la sacara de allí, para arrastrarla por los profundos
infiernos, o eso era lo que ella temía. La mañana llego, normal, ordinaria,
rutinaria, la niña se despertó sobresaltada y descubrió que ya todo el mundo
estaba listo para salir a trabajar. Miro hacia donde la señora tenía el catre
pero no había nadie. Salió ágil a buscarla entre la gente de la finca pero no
la vio. Los trabajadores se fueron a su jornal y la niña no encontró a la señora.
Le contó a su mama lo ocurrido y la buscaron por todas partes, pero la señora
nunca más apareció. No se supo más de ella ni del por qué cargaba un cráneo en
una olla. Solo con el pasar del tiempo, la niña, convertida ahora en anciana, tenía
un dicho que usaba algunas veces y le recordaba lo ocurrido: “Eso como cráneo
en olla, no hay nada”.
******************************
Cantaba al remar en su canoa a ritmo firme el pescador...
******************************
Cantaba al remar en su canoa a ritmo firme el pescador...
Un relato fantástico, con ese misterio que me ha tenido igual que a la niña de la historia expectante para saber que era lo que contenía la olla que con tanto celo trasportaba de una lado a otro, la señora.
ResponderEliminarUn placer esta lectura intrigante.
Un abrazo.
Hola Elda.....Muchas gracias por tu comentario!!!! En realidad es una historia que me contó una amiga mía, que a su vez le relato la abuela hace muchos años...Un abrazo, gracias por pasar, espero volver a leerte pronto!!
Eliminar