Hola a todos:
Estrellas Brillantes
Algo se quebró.
Recuerdo una canción, la levedad de un sonido. Su tenue resonancia. Quiero
poder recordar eso antes que todo se enmudezca. Las olas se rompen contra el
arrecife en la noche brillante y llena de estrellas. Estoy tratando de nadar
entre esas olas ahogadas a medio camino. Saboreo el estruendo que hacen cuando
se estrellan, escurren y caen formando charcos. Esos charcos que únicamente
tienen el propósito de reflejar tus ojos. Me pregunto cuántas cosas podré
elegir. Me pregunto cuántas habré elegido ya. Aunque nunca elegí las palabras
para explicarte y nunca supe cómo organizarlas para hacerlas creíbles. El
sonido de todas las luces al alejarse otra vez. Los ojos de los pobres de
Charles Baudelaire. La náusea de Jean Paul Sartre. Como explicar el canto
de una sirena. Como explicar el barco que partió de mí, llevándome. Inclina tu
cabeza y quédate conmigo. Aún no hemos terminado con esto. No me voy a ir de
aquí hasta que llores. La obsesión es una perturbación anímica producida por
una idea fija. Derrochando mi tiempo pensando en algo bueno que decir.
Derrochando mi tiempo tratando de encajar una pieza de rompecabezas en un hueco
donde no pertenecía. El frio golpeando mi rostro en medio de la noche mientras
me quedo mirando las horas pasar. Tu galaxia atómica derrumbo mis cien edades
mientras alucinábamos con el sol. Siempre fuiste mejor que yo. Siempre
Mi estimada
bailarina de la caja musical, nunca te habías visto tan triste, y a veces ni
siquiera te pareces a ti. Adivino tus recuerdos. Adivina mis sueños. Fuimos un
improbable encuentro de distancias vacías. Fuimos lindos versos de la
felicidad, apuñalados en nuestros pensamientos. Ya no quiero seguir pensando en
cómo viajar para escapar. Ya ni puedo mirar como el día se va. Tu recuerdo es
como un muerto que se la pasa lamiendo mi corazón, hambriento y sin casa en
donde estar. Entendí que por la forma en que somos, nadie nunca conoce o ama al
otro. Lo siento, pero solo estoy pensando en engatillar los sentimientos correctos.
La promesa vigente. El encierro. Los paradigmas personales. Te estoy
escribiendo unas letras. ¿Podría leértelas? Dime cuando por favor.
Todo lo que fue y
lo que será. Entrelazados nuestros brazos y nuestras almas, tan cerca y tan
lejos al mismo tiempo. Me contagias tu sentido de desesperación. Me cansan las
horas gastadas en matar el tiempo. No me pueden señalar. Nadie me va a
condenar. La expresión correcta sería: “No me voy a culpar” Perdona, no era mi
intención. Deberíamos desacelerar y dejar que seamos parte de la película del
otro. ¿Pero que estoy diciendo? No estoy razonando como es debido. Seguramente es
la ansiedad. Es que estoy sirviéndome el recuerdo en una taza grande y está
hirviendo. Las decisiones del corazón no se toman con la cabeza. No se puede
negociar ya nada ahí. El secuestrador mato a su presa.
Está muy oscuro
adentro mío. Debe ser el invierno que llego de nuevo. Eso debe ser. A veces me
da la impresión que de un momento a otro ya no soy el mismo. Me contengo en
anhelos de falsedad, vanidad y deseos de otra vida que debo reescribir. No sé
quién era antes de cambiar y no sé quién soy ahora. Mi mundo se hace cada vez
más frio y más viejo y me cansa la soledad tanto como la compañía. Estoy
enfermo. El que veo en el espejo me grita y exige su escape pero es solo un
accidente lo que se refleja. Observo sus ojos de vidrio, reconozco los míos,
pero no hay caso. Es solo mi mundo que se hace más sórdido y de verdad me
angustia sentirme solo, rodeado por los demás. Las estrellas siguen brillantes
arriba en el cielo. Me despierto en la madrugada. Quisiera contarte que estoy
mucho mejor. ¿Podría llamarte? Espero me avises cuando sea un buen momento. No
desearía por ningún motivo importunarte con los aburridos detalles de mi
suicidio.
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Me atragante de invierno, me incendie de paz...
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